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Cactus

Nuestros vecinos, que también son muy buenos colegas, nos han regalado un magnífico cactus. Nos lo dijeron mientras hablábamos de balcón a balcón. Ellos estaban cuidando de sus propios cactus. Nos lo podrían haber dado allí mismo, alargando los brazos sobre la barandilla, pero nos lo dieron en la puerta de casa. El riesgo de que cayera a la calle hizo que no mereciera la pena.

El cactus es una planta admirable y conveniente en tiempos actuales. Uno puede tener una estancia acogedora en su casa con un mínimo esfuerzo. Lo digo principalmente porque me cuesta horrores dedicar tiempo a algunas cosas. “¡Qué desgraciado soy, que no tengo la disciplina o la voluntad para cuidar de plantas normales!”

El cactus se conforma con poco en un mundo que no da mucho. Y con “mundo” me refiero a mi propia casa, ese pequeño fragmento del resto del mundo que la planta jamás conocerá. Aunque con el desplazamiento de un balcón a otro a través del rellano ya ha viajado más que la mayoría de plantas. El resto nace y se queda en el mismo sitio toda la vida.

Oí en un podcast que hay un tipo de árbol que en cierto modo “camina”. No me he preocupado por comprobar si eso es cierto, y aún así me he atrevido a comentarlo aquí, por escrito. Aunque si no fuera cierto, lo único que tendría que hacer es cambiar un par de palabras para que este párrafo dijera “en un podcast se inventaron…” o “no sé si lo soñé pero oí en un podcast…”.

El párrafo con el árbol caminante se iba a quedar sí o sí. La verborrea es la razón de ser de este espacio en internet que es mi blog anónimo.

En el anonimato se está muy agusto. Uno puede decir lo que quiera, lo cual no quiero que se interprete como que voy a empezar a insultar a la gente o algo así. Yo respeto a casi todo el mundo. Y a los que no, no se lo haría saber a la cara o públicamente. Aquí no habrá odio, excepto tal vez una cantidad minúscula hacia mí mismo.

Dada la gran cantidad de gente en el mundo, hay cierta probabilidad de que existan defensores de los derechos del “lado oprimido” de una persona que están siendo víctimas del “lado opresor” de la misma. Llamémosles DDLOP (Defensores de los Derechos del Lado Oprimido de la Persona) para referirnos a ellos a lo largo de este párrafo y el siguiente. Los DDLOP no tienen nada que hacer, puesto que cuando acusen al “lado opresor” se encontrarán con que el único medio para llegar a él es a través de toda la persona en su conjunto. No hay manera de comprobar qué lado es aquel con el que se está interactuando, y el “lado opresor” puede engañar a los DDLOP diciéndoles que todo está bien, aunque no sea así.

Seguro que es saludable experimentar y cultivar una cantidad pequeña de odio en cualquiera de sus formas: autocrítica, vergüenza, arrepentimiento, etc. ¿De dónde surgiría el arte o la evolución personal si no? Los DDLOP, en lugar de canalizar su energía a eliminar el poco odio que algunos tienen en sí, podrían emplearla en hacerla crecer en sí mismos. El amor es la fuerza que mejor sienta, pero no hay que desestimar el poder de aderezarlo con un poco de odio. Yo propongo un ying-yang descompensado, en el que el amor ocupa una parte de la superficie mucho mayor. No se trata de dos fuerzas equivalentes que alcanzan el equilibrio en un punto equidistante entre ambas. El odio estaría muy arrinconado, guardando respeto al otro.

No soy partidario de usar palabras como “equidistante”. Ni tampoco de las metáforas. No me suele gustar leerlas y las evito cuando escribo. Excepto cuando creo que he encontrado una que es acertada. Saber con seguridad que lo sea o no está fuera de mi alcance. Aquí la cosa también va de generar desconocimiento. Cuanto más cantidad del mismo consiga contribuir al mundo, mejor. No soy el único en el mundo con este propósito. De hecho, los que intentan acabar con él son una pequeña minoría. Lo mío es inofensivo porque trataré temas distintos a la actualidad sociopolítica o que afecten a la vida de las personas.

El alcance de este artefacto es mínimo. ¿Qué credibilidad puede tener un lugar en el que no hay barras ni secciones de ningún tipo? No hay barras de navegación, ni sección de entradas relacionadas, ni publicidad. En esos lugares sólo cabe el vacío, a menos que el lector utilice un soporte de pantalla pequeña.