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Frutos secos a granel

Los océanos están plagados de porquería que generarmos los humanos, incluyendo microplásticos que al final acaban en el agua mineral que bebemos y a saber qué enfermedades nos causan. Los animales y las plantas también se mueren por nuestra culpa. Tomar conciencia de ello me ha llevado a contribuir de alguna manera, reciclando parte de la basura o usando bolsas reutilizables para hacer la compra. Pero es difícil dejar de comprar productos envasados. A veces pienso que podría llevar mi contribución más lejos, comprando ciertos productos a granel, como los frutos secos y las legumbres. Llevaría unos botes de vidrio a la tienda y pagaría para que los rellenaran.

Pero me surge un pequeño temor que me disuade en parte. Podría ocurrir que el dueño de la tienda a granel comprara los productos envasados en plástico y los metiera después en los dispensadores (o donde sea que se guarden los productos para servirlos al cliente). Si así fuera, el consumo de envases de plástico seguiría formando parte de la cadena y yo no estaría contribuyendo a la causa medioambiental. Habría renunciado a la comodidad del supermercado de debajo de casa y sus envases para nada.

El vendedor a granel tiene mucho poder. Estaría vendiéndome tranquilidad de conciencia, de un modo similar a como lo hacen las ONGs. A diferencia de éstas, comprar a granel no consiste en una aportación económica, sino que lleva algo más de tiempo. Además de la compra habitual en el supermercado tienes que hacer otra adicional, cargando con los botes hasta la tienda. Seguramente esté más lejos que el súper, ya que las tiendas a granel no abundan tanto. Y los botes hay que limpiarlos de vez en cuando. Cuando uno se toma las molestias seguro que tiene más presente la causa por la que lo hace. ¿Y los cargos mensuales de la ONG en la cuenta bancaria no hacen que tengas presente la causa? Es verdad, aunque creo que practicar el ritual de ir a comprar tiene más efecto.

A veces soy de los que piensan que el impacto que una persona puede tener en el medio ambiente con este tipo de contribuciones es muy pequeño. Quitarle el sentido a una de las pocas acciones a mi alcance sería muy deprimente. “Creía que tenía el futuro del medio ambiente bajo control ¡y resultó que todo era una farsa!”, me diría a mí mismo cuando descubriera el pastel.

Esto es lo que pienso cuando me como unos cacahuetes de la bolsa.